Soluciones contra la pérdida de energía

Fuente: Twenergy Este es un post pesimista pero, en ocasiones, son necesarias pequeñas bofetadas de realidad para atajar problemas que pasan inadvertidos. Vaya el aviso por delante: Ingenieros de la Universidad Pontificia Comillas han realizado una imagen completa de todo el sistema energético español y como resultado se evidencia la preocupante pérdida de energía. Casi un 30% de la energía se pierde por el camino de las maneras más variopintas: desde pérdidas asociadas a los procesos de transformación a las mismas redes de transporte. Se llevan la palma de este desperdicio las centrales energéticas que tiran de combustibles fósiles –no así las que emplean energías renovables. Otro dato para la alarma: este 30% de derroche energético sólo está cuantificado desde el punto de generación al de consumo, es decir, hasta, pongamos por caso, el enchufe nuestra casa, pero a partir de ahí la pérdida energética seguramente se disparará más, consecuencia del uso irresponsable que se realiza y por razones meramente técnicas. ¿Sabías, por ejemplo, que los coches de motor de explosión sólo aprovechan un 20% de la energía que consumen para hacer girar las ruedas? Un dato crucial considerando a qué destinan los españoles la energía: los diagramas empleados por los expertos de Comillas revelan que el transporte, fundamentalmente el de carretera, es el mayor consumidor con un 26% del total de la energía. Le sigue la Industria con un 15% y el resto de usos, desde servicios a residencial, agrupados en un 20,1%. En términos de contaminación, las emisiones de CO2 lanzadas a la atmósfera por el uso de la energía que se pierde de forma inútil en los procesos de transformación y transporte alcanzan los 74 millones de toneladas, con el transporte, de nuevo, a la cabeza de la contaminación (29,9% de las emisiones). Pero no todo es negativo; cerramos con un broche optimista: ya hemos reflejado que las renovables no desperdician tanta energía. Bien, desde el punto de vista económico, el estudio de Comillas advierte además que, descontados los costes externos, el sector eléctrico aporta el 75% del total del valor añadido del conjunto del sector energético español, el del refino el 25% y el del gas se vuelve negativo. Las energías renovables disparan su valor añadido, pues no pagan por emisión de gases ni pagan por su materia prima (sol, viento, mareas...) con la excepción de la biomasa. Así pues, parece imponerse con más contundencia la necesidad de reducir nuestra dependencia del petróleo (45,9%) y, lo que es peor, el hecho de que hoy por hoy el 82,7% de toda la energía primaria, esto es, la contenida en los combustibles antes de pasar por los procesos de transformación a energía final, viene de fuera... con la excepción de las renovables. Fuentes: Twenergy / El País / Cátedra BP / Flickr